NADIE ESPERA...


Socaba mis laderas la tempestad
a golpes secos y desconsuelo.
La excusa no es morder mi paz
si no sentir que aún tiene poder
sobre la resistencia de mi sensatez.
Registro cada mal trago que me ofrece.
Trago largo y falto de control,
frente a ella no restan sino suman
los golpes bajos, la estela de la locura,
todo lo que mata y no cura,
todo lo invisible a los ojos de la torpeza
y a los hijos de la inocencia,
Como si en ello le fueran
el resultado de daños, el balance positivo
de lo que en el camino deja...
Cae la tarde. Y con ella caen rodando
ladera abajo de mis apuestas
lo que pierdo en ello, lo que gano
en fatiga y en condena, en tortura y pena:
seguir camino sabiendo
que en la cumbre nadie espera...
.
Elizabetta Puig ® / Derechos Reservados
Imagen: Galatea Santos® / Playa de los Quebrantos (ASTURIAS)

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