MISTERIOS...


Por aquellos entonces 
matábamos el tiempo sobre el asfalto
a las puertas de un bar de tercera
esperando junto a un ciclomotor de marcha única 
y plaza de garaje bajo una escalera...
Después vendimos al mejor postor
el alma, los horizontes y las dudas,
el cielo cuando se desplomaba sobre la tierra.
La tierra que pisábamos a diario
bajo un cielo gris y mohíno
y todo aquello de lo que dispusiéramos,
sin tener el cuenta ni el precio
ni si merecía que le dedicasemos siquiera
un instante cualquiera,
por pobre o falto de tono que tuviese.
La rueda que gira y gira al borde
de los labios y entre las sienes
vino a decir que mejor cerrabamos por derrumbe
las ideas y las tasas de supervivencia.
Hundirnos en la arena y quemar las naves
fue el último gesto de rendición sin condiciones.
Luego, cuando por fin acabaron 
aquellos tiempos de hambre y guerra,
retomamos camino y senda, ruta y  peregrinaje
con nuevos vientos en las velas
y en las alas de gaviotas de tierra adentro
con marea siempre alta bajo la quilla
de la piel y su corteza llena de heridas
por cicatrizar.
Ahora, no conocemos fronteras ni lindes,
no tenemos demora ni  espera,
no reconocemos islas desiertas ni páramos solitarios.
Solo avanzamos sobre las alas de tiempo
adentrándonos en los misterios de la existencia
fuera de toda duda...
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Elizabetta Puig® / Derechos Reservados
Imagen: Galatea Santos® /Playa de San Lorenzo (Gijón)
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