HUELE A SAL...


Huele a sal desde la orilla.
Entre salitre y amargura
se pasea la ingratitud
cuando la muerte aúlla...
Enterrados en el fondo
los esqueletos de jornadas
de abundancia, de júbilo y alboroto
gritan tu nombre al viento.
Velas de mástiles durmientes 
marineros a sotavento,
candiles y antorchas en los muelles,
farolas viudas bajo la lluvia, 
náufragos de tierra adentro,
aguas que son cementerios
falta de agallas y flores del tiempo...
Araña las entrañas el cieno,
esta agonía que empapa,
de principio a fin,
hasta los huesos desnudos
de fuerzas y fuegos ...
El mar acaba por huir a toda prisa
antes que sentirse prisionero
bajo el puente, puerto adentro,
esclavo de temporales
de este miserable invierno.
Sumergirse dentro de sí mismo
hasta que amanezca otra orilla
menos canalla, más propicia,
con más sabor y menos miedo.
Huele a sal desde la orilla
y en su aroma yo me sumerjo...
.
Elizabetta Puig® / Derechos Reservados
Imagen: Galatea Santos®/ Ribadesella (ASTURIAS)

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