Me
busqué en mi propio cuerpo
sin
encontrarme más allá
de
mis combates.
Deshice
las horas que en mi piel
dejaron
los viajes
de
pensión barata y traje de domingo.
Adopté
las prendas
del
pretérito más imperfecto jamás vivido,
con
la entereza
como
única validez y compañía,
cada
vez que descubría al espejo
mirándome
de reojo.
Me
expusiste sin tacto ni cautela
ante
mis contiendas con el tiempo,
mis
guerras perdidas,
mis
rendiciones sin condiciones
a
lo fugaz de la vida
que
siempre viaja gratis
en
tren sin estaciones…Ni vías muertas.
A
los rivales del desasosiego,
del
infortunio cuento
que
no osé combatir por ellos.
Ni
por sus promesas de infinitud
supurando
obscenamente inmortalidad
a
través de mis muros más inaccesibles.
Y
ahora llegas, y me vendes al mejor postor
a
quién pague el peor de los precios,
al
ángel exterminador
de
tantas palabras perdidas
enredadas
en tu sedición...
.
Elizabetta Puig® / Derechos Reservados
Imagen: Galatea Santos® / MADRID
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