SIN RENDICIÓN...


 A la hora primera del atardecer,
cuando la Luna ya asoma,
y el Sol se va a perder,
pedí tregua al cielo
después de la última batalla
acabada de perder.

Bandera blanca de paz,..
de paz para acontecer
la triste recogida
de los restos de mi ser.

Recuento solo de bajas.
Que las altas en el fragor
de tan cruenta batalla
les dio por desertar,
desbordadas por el empuje
de ejercito tan cruel…

-¡Solo bandera de tregua,
ni por un segundo eterno pienses,
que es una rendición.
Apenas de nuevo inyecte
sangre fresca de la vida
a las venas que me cobijan,
de nuevo saldré al campo,
de nuevo batalla daré...
Que si tú en mi vida
no tienes a bien,
otorgarme los dones
que a bien tengo a merecer,
yo he de salir a buscarlos
por mi propio pie…

Y el cielo allá lejos,
jactándose de no encontrar
una ocasión mejor,
ebrio de furia y orgullo,
entre rayos y centellas,
en sentencia dejó caer…

-¡Yo no acepto condiciones,
yo las he de poner!
Y si no te sometes a mis designios,
sólo has de saber,
que jamás perdí una batalla,
que jamás una guerra perderé,
que no hago prisioneros,
ni por ti rezaré..

Y cerrando mis ojos
al cielo respondí:
-Siempre tus batallas pierdo,
siempre a tus guerras me entrego
siempre a tus terrenos vengo,
dónde el tiempo es infinito,
dónde el deseo eterno,
dónde el dolor mi reino.
Pero de aquí no he de salir.
Yo no se conjugar el verbo rendir…
.
Elizabetta Puig® / Derechos Reservados
Imagen: Galatea Santos®/Batalla de Carabanzo (Asturias)

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